Subimperialismo y Capital-imperialismo: reflexiones actuales sobre el capitalismo dependiente en Brasil

 

Poliana García Ferreira[1]

 

Subimperialism and Capital-imperialism: current reflections about dependent capitalism in Brazil

 

Subimperialismo e Capital-imperialismo: reflexões atuais sobre o capitalismo dependente no Brasil

 

Recibido: 15 de junio de 2016

Aceptado:13 de octubre de 2016

 

 

Resumen

Este artículo tiene como objetivo hacer un rescate contemporáneo sobre la categoría teórica desarrollada por la teoría marxista de la dependencia, el subimperialismo, cuya tesis dialoga con aspectos concretos de la economía brasileña. Por lo tanto, enfatizaremos el debate actual sobre la categoría en Brasil, presentando como opuesto, la tesis del capital-imperialismo y los esfuerzos actuales de interpretación acerca del subimperialismo. Por último, dialogamos estudios actuales sobre el subimperialismo con indicadores económicos de la economía brasileña, articulando estas tesis con los elementos que caracterizan la forma actual de inserción económica de Brasil en América Latina.

Palabras clave: Subimperialismo, Capital-Imperialismo, Brasil

JEL: F59

 

Abstract

This article aims to make a contemporary rescue about theoretical category developed by Marxist Theory of Dependence, the sub-imperialism, dialoguing the thesis with some concrete aspects of Brazilian economy. Therefore, we will emphasize the current debate about the category in Brazil, presenting, by discordance, the thesis of capital -imperialism and the current efforts of interpretation about sub-imperialism. Finally, we dialogue current studies about sub-imperialism with economic indicators at Brazilian’s economy, articulating this thesis to the elements that characterize the current form of economic insertion of Brazil in Latin America.

Keywords: Subimperialism, Capital-Imperialism, Brazil

JEL: F59

 

Resumo

O presente artigo visa fazer um resgate contemporâneo acerca da categoria teórica desenvolvida pela Teoria Marxista da Dependência, o subimperialismo, dialogando suas teses com aspectos concretos da economia brasileira. Para tanto, traremos luz ao atual debate em torno da categoria no Brasil, apresentando em contraponto a tese do capital-imperialismo e os atuais esforços de interpretação do subimperialismo. Por fim, dialogamos os atuais estudos do subimperialismo com indicadores econômicos sobre a economia brasileira, articulando estas teses aos elementos que caracterizam a forma atual de inserção econômica do Brasil na América Latina.

Palavras-chave: Subimperialismo, Capital-Imperialismo, Brasil.

JEL: F59

 

 

Introducción

La dinámica global de la acumulación capitalista, en su etapa de concentración de recursos, capitalización y monopolización, muestra prácticas que pueden ser clasificadas como imperialistas[2], realizadas por aquellas naciones cuyas economías ya se encuentran con un alto grado de desarrollo de las fuerzas productivas. A partir de este proceso –y de la lógica de la acumulación, que es la naturaleza misma del capital– tratamos de prestar atención a los elementos presentes en el capitalismo dependiente, que tiene un patrón de reproducción propio, que se establece de acuerdo con la forma concreta que se organizan las fuerzas productivas en las economías que dependen de su relación con las economías centrales. En este escenario global de concentración monopolista se desarrollan los fenómenos característicos de estas economías, como el que se propone caracterizar a través de la categoría de subimperialismo, una categoría histórica propuesta por Marini (1973) –y otros teóricos de la Teoría Marxista de la Dependencia (TMD)– para entender la dinámica y las particularidades del capitalismo dependiente. A partir de los mecanismos desiguales de acumulación, Marini (1973) identifica en las economías dependientes la formación de sub-centros, que serían economías con relativa concentración orgánica de capitales y un proceso de industrialización más avanzada que otras economías dependientes. El subimperialismo se define como

la forma que asume la economía cuando llega a la etapa de los monopolios y del capital financiero. El subimperialismo consiste en dos componentes básicos: por un lado, una composición orgánica media en una escala global del aparato productivo nacional y, por otro, el ejercicio de una política expansionista relativamente autónoma, que no sólo se acompaña de una mayor integración con el sistema productivo imperialista, sino que también permanece en el marco de la hegemonía ejercida por el imperialismo a escala internacional. (Marini, 1969: 17)

Nos proponemos, a través de esta categoría y partiendo de esta base teórica, analizar concretamente ‒partiendo de sus datos‒ la economía de Brasil en la escena contemporánea, verificando su validez para explicar las políticas económicas de este país para América Latina. En este sentido, se argumenta que la categoría de subimperialismo sufre cambios en su composición, y que Brasil, a través de sus acciones económicas en América Latina, contribuye al mantenimiento de los mecanismos que nos permiten enmarcarla como una economía subimperialista.

Para obtener una configuración dinámica y actual de la categoría, mostramos en la primera sección el actual debate sobre las políticas de “expansión económica” brasileras sobre economías vecinas, mostrando los contrapuntos argumentales con la tesis del subimperialismo. Después de este ejercicio teórico, mostramos en la segunda sección una visión general de los indicadores macroeconómicos que caracterizan la forma de inserción de la economía brasileña en otras economías dependientes, un sutil esfuerzo por buscar las manifestaciones concretas de este fenómeno y mostrar la capacidad de cambio de los elementos históricos que conforman la categoría. Por último, ofrecemos algunas reflexiones finales sobre esta cuestión, en un esfuerzo para que esta discusión vuelva a estar presente en la construcción de herramientas de conocimiento contemporáneas.

 

1. Subimperialismo o Capital-imperialismo

Antes de analizar las variables que muestran los rumbos de Brasil en América Latina, es necesario hacer primero una revisión general sobre los conceptos y mecanismos que caracterizan la reproducción del subimperialismo en lo que se llama un sub-centro. Para ello, utilizaremos las contribuciones teóricas de Ruy Mauro Marini en los años 1960 y 1970, contrastándolas con las tesis que defienden la categoría de Capital-imperialismo. El rescate teórico de este debate se lleva a cabo en un intento de arrojar luz sobre los aspectos contemporáneos de la reproducción del capitalismo dependiente en la economía brasileña, con énfasis en los mecanismos actuales y las políticas de expansión económica para algunas economías de América Latina.

1.1. El subimperialismo a la luz de la TMD

Como ha señalado Marini (1969) y ha reforzado Luce (2008), el subimperialismo se observa a medida que las relaciones entre el capitalismo central y las economías dependientes resultan en una transferencia de capitales[3] y ganancias de productividad para el centro. Esto implica que las burguesías de dichos subcentros –como tratamos de observar para el caso de Brasil– busquen compensar estas transferencias hacia el centro, lo que las conduce a recurrir a una forma más específica, mayor y combinada, de explotación de los trabajadores: la superexplotación de la fuerza de trabajo[4]. Así, esta categoría se presenta en primera instancia como una característica fundamental para explicar la formación de un mercado interno poco dinámico, en la que los consumidores tienen su capacidad de consumo limitada por la baja remuneración y otras condiciones de la fuerza de trabajo.

Marini (1969) identifica un impulso subimperialista que proviene no solo de la insuficiencia del mercado interno, sino también de las estructuras que consolidaron las actividades agroexportadoras y la influencia interna de los grupos sociales asociados a ellas:

En este sentido, sea debido a su política de reforzar la alianza con el latifundio, sea debido a su política de integración con el imperialismo, la burguesía brasileña no puede contar con el crecimiento del mercado interno en grado suficiente para absorber el aumento de la producción como consecuencia de la modernización tecnología. No le queda otra alternativa que tratar de expandirse hacia el exterior, haciéndose entonces necesario garantizarse una cuota externa de mercado para su producción. El bajo costo de producción de la actual política salarial y la modernización industrial tienden en la misma dirección: la exportación de bienes manufacturados. (Marini, 1969: 129)

Es preciso notar que Marini considera, de hecho, que hay desarrollo industrial en Brasil, que es posible incluso con fracciones de la burguesía que tienen diferentes intereses y que, más aún, debido a las limitaciones internas, muestra un movimiento de exportación de productos a la región. Durante un período considerable (1960-1980), este tipo de exportación fue predominante, aunque actualmente se destacan entre otras modalidades de exportación, lo que refleja las diferentes composiciones y coaliciones de clase que tienen las políticas económicas. Así, se observa un considerable movimiento de exportación de capital, incluso de exportación productiva, lo que muestra la existencia de distintos mecanismos de expropiación de las fracciones de la burguesía, que se complementan como el interés nacional bajo el objetivo de lograr la acumulación de capital.[5] (Poulantzas, 1978)

Para analizar la forma y las características de estos mecanismos, tomamos nota de la contribución hecha por Bueno y Seabra (2010), quienes buscan calificar la forma que la economía dependiente adopta en la etapa de los monopolios financieros, señalando que el subimperialismo no se refiere a una evolución o etapa superior del capitalismo dependiente[6], sino más bien una expresión proveniente de la integración de los sistemas de producción de los países dependientes en la fase monopolista de las economías imperialistas del centro.

Para indicar la clasificación de este principio, Bueno y Seabra (2010) identifican algunas características actuales de la dinámica subimperialista, entre las cuales está el ejercicio de una política expansionista que apunta no solo a la conquista de nuevos mercados, sino también a una mayor influencia política en ellos. Además, otra característica de esta dinámica es la vigencia de las alianzas entre las fracciones de la burguesía que buscan activamente esta mayor influencia política y el control de los mercados externos, con el fin de defender sus intereses en la acumulación de capital.

Acerca de ello, se debe realizar un análisis detallado, ya que hay entre los autores que se ocupan del subimperialismo un desacuerdo en cuanto a las funciones y capacidades de la burguesía brasileña. En este sentido, Bueno y Seabra (2010) identifican algunas características presentes en la sociedad subimperialista, tales como la intervención del Estado alineadas con los objetivos subimperialistas, con las políticas públicas favorables a la liberalización económica y financiera, y a la exportación de capital, que sirven para consolidar socialmente el subimperialismo. Mediante la observación de estas características, que consideran esenciales para la reproducción del subimperialismo, afirman la continuación de esta dinámica en pleno siglo XXI:

En el plano económico, en la década de 1990 comenzó un proceso de centralización de capital que estalló en la década de 2000, a través de la exportación de capital en forma de inversiones directas de las multinacionales brasileñas, en especial en los países de América del Sur. Al contrario de la interpretación de Marini, que vio la razón de este proceso de internacionalización en la insuficiencia del mercado interno brasileño, el proceso actual se basa en el aumento de la composición orgánica de ciertos bloques de capital, que les permite competir en el exterior y disputar en la redistribución de la plusvalía por la igualación la tasa media de ganancia. Tal movimiento de internacionalización parece ser una característica de la economía brasileña, que perdurará en los próximos años [...]. (Bueno y Seabra, 2010: 12).

Por lo anterior, Bueno y Seabra (2010) se distancian del análisis propuesto por Marini, haciendo hincapié en las nuevas razones para la expansión subimperialista, aceptando, por lo tanto, la continuidad de la expansión económica, incluso después de las transformaciones en la economía brasileña –incluyendo la composición de las fracciones burguesas en el poder–. De este modo, se identifican nuevas características del proceso de expansión subimperialista, señalando que el capitalismo se encuentra en un momento particular de monopolización financiera y desregulación del capital, que no se observaba con semejante vigor en el contexto descrito por Marini en la década de 1960. De esta forma, Bueno y Seabra (2010) validan el subimperialismo, teniendo en cuenta que este es el resultado de las características y la evolución específica de la economía brasileña, identificando también nuevos impulsos que surgen con la inserción de Brasil en el proceso de internacionalización de capital producidos desde 1970.

Es necesario añadir que la propia existencia de una burguesía nacional brasileña es parte del debate actual sobre el subimperialismo, con desacuerdos sobre la función real de esta fracción de clase y su influencia en la determinación de las políticas económicas existentes. Dicho esto, consideramos que es indispensable introducir el debate de Fontes (2010), que presenta una nueva conceptualización teórica para interpretar las relaciones de Brasil con algunas economías de América Latina, en lo que respecta a la reproducción de mecanismos de transferencia de valor dentro del capitalismo dependiente.

1.2.  El Capital-imperialismo y la negación del subimperialismo

Fontes (2010) desarrolla un trabajo teórico que pretende reinterpretar la forma de acumulación de la economía brasileña y revisar cómo esta se relaciona con las economías vecinas, pasado el período histórico de la industrialización. En este sentido, la autora utiliza una perspectiva que parte de unas condiciones internas en Brasil, tales como la formación de una clase dirigente y la caracterización del mercado interno en sus aspectos de dinamismo y de la relación entre capital y trabajo.

Con respecto a las clases dirigentes internas, la autora señala en particular la formación de una burguesía nacional brasileña que tiene expresiones agrarias y urbanas, que no se pueden considerar una misma clase cohesionada. Con respecto a esto, señala que las condiciones históricas no dieron lugar al desarrollo de una burguesía organizada y con intereses conscientemente articulados. Por lo tanto, la autora entiende que no existe en Brasil una burguesía nacional con intereses bien formados, de manera que pueda vincularse con otras burguesías del sistema internacional y adoptar un proyecto nacional de la expansión económica frente a las economías vecinas. Por esta suerte de subformación de la burguesía brasileña, entendemos que Fontes considera que la forma actual del capitalismo en Brasil no incluye la posibilidad de un proyecto expansionista consciente.

Debido a estas características es que Fontes (2010) debate sobre el subimperialismo, considerando que no es un término válido para explicar el caso brasilero, para el que sugiere una nueva categoría: el Capital-imperialismo. La autora busca con ello señalar algunos errores en la tesis marinista del sub-imperialismo brasileño, empezando por la superexplotación de la noción de la fuerza de trabajo. Esta característica constituye en Marini una de las bases que explican la formación de un mercado interno débil, que conduce a la necesidad de flujo de inversión productiva en otras economías periféricas.

Siguiendo la interpretación de Fontes, la superexplotación de la fuerza de trabajo se caracteriza por diversas formas de explotación que no estarían muy claramente definidas, indicando que hay diferentes interpretaciones del término. Debido a esto, la autora prefiere adoptar el término de doble explotación, sin dejar de lado la importancia del término para la comprensión de la economía brasileña. Aunque, de hecho, existen diferencias sobre la categoría de la superexplotación, al reducirla solo a una explotación de carácter doble, Fontes (2010) no tiene en cuenta los procesos de formación económica en Brasil que forman una estructura de acumulación insuficiente y por ello un mercado poco dinámico. Esta condición aparece en la naturaleza misma de la dependencia del capitalismo brasilero, sujeto a transferencias de recursos hacia las economías centrales, que comprometen la capacidad interna de acumulación. En este sentido, Fontes presenta una lectura de la economía brasileña sin prestar atención al papel que esta juega en la economía mundial.

Fontes (2010) apunta a otro error en la tesis de Marini al indicar que, de hecho, existió un desarrollo del consumo interno a partir de la expansión del crédito al consumo en los años ‘60. En definitiva, pretende mostrar que la industrialización se volvió principalmente para el consumo interno, expandiéndose internamente:

Incluso desde la década de 1970, con el fomento para la consolidación de un sistema financiero llevado a cabo bajo la dictadura brasileña, resultó una intensa difusión de crédito al consumo, cambiando la estructura de las necesidades y el consumo popular. Marini y muchos otros autores no consideran, sin embargo, que el proceso de industrialización de características sustitutivas de importación se orientaba principalmente para el mercado doméstico y que su propia expansión alteraba las condiciones de este mercado. (Fontes, 2010: 355)

A partir de este argumento, Fontes (2010) discute la afirmación de Marini respecto de que el subimperialismo se desarrolla por la falta de un mercado interno de consumo, mostrando que, de hecho, este fue dinámico incluso durante el período inicial de la industrialización brasileña. Al negar, además, la existencia de una burguesía nacional con intereses homogéneos, que sería crucial para reproducir la lógica concentración y expansión del capital, la autora señala que fallan los elementos básicos del concepto de subimperialismo, negándole por ello el carácter subimperialista a Brasil.

En cambio, la autora propone que se trata de una nueva fase del imperialismo, considerando como novedad que Brasil se sumó al grupo de los capitales imperialistas, aunque lo hizo en una posición subordinada, teniendo en cuenta que este grupo es desigual y heterogéneo. Por último, Fontes (2010) indica que la exportación de capital brasileño y el establecimiento de nuevos mercados extranjeros se refieren a un período muy concreto de la industrialización brasileña, correspondiente a los años 1960 y 1970. Por lo tanto, la base argumentativa de la autora parece no profundizar en las peculiaridades de la formación del mercado interior –las clases dominantes y el mercado de trabajo– que tienen implicaciones para su interpretación acerca de la posición de Brasil en la división internacional del trabajo, que aparece como una economía dependiente, pero que tiene un grado relativo de desarrollo de las fuerzas productivas.

Alternativamente, se ha sostenido que el argumento del subimperialismo de Marini sería válido solo para el período específico de la industrialización brasileña. En este sentido, Deo (2011) siguiendo el argumento de Fontes (2010), señala que el contexto actual de una fuerte presencia del Estado en la conducción del capital monopolista e imperialista sería un impulso más característico de un imperialismo subordinado o un Capital-imperialismo, es decir, una mera reproducción subordinada de las tendencias globales. Para Deo (2011), el capital-imperialismo que se observa en la actualidad sería el resultado de una tendencia a la concentración y monopolización del capital, y el Estado fundamental para la conducción de las exportaciones de capital. Aunque se reconoce que Marini considera la necesidad de la acción del Estado para la inversión en sectores clave para impulsar las exportaciones de capital, Deo (2011) sostiene que aquel autor no consideró esta tendencia a la concentración del capital y el monopolio financiero, el principal impulso para la conducción de capital-imperialismo.

Deo (2011) también caracteriza a la burguesía brasileña, mostrando que está relacionada con el sector exportador, especialmente en el sector agrario, y que la misma está compuesta de fracciones heterogéneas que sostienen rasgos conservadores, a pesar de la modernización de las relaciones económicas y productivas. En este sentido, esta burguesía tendría límites para cualquier programa progresista y sería sometida a los movimientos del capital extranjero. Esto nos lleva a la conclusión de que el autor considera al capital-imperialismo como la conducción de una tendencia ya esperada, bajo la asociación de esta burguesía heterogénea al capital externo.

En resumen, esta es la base argumental del Capital-imperialismo, que se propone como una superación del concepto de subimperialismo a partir del cambio en las condiciones históricas de la economía brasileña. A continuación, revisaremos interpretaciones actuales de las condiciones mencionadas como propias del subimperialismo, que dan continuidad al debate introducido por Fontes sobre la formación del mercado interno y las clases sociales en Brasil.

1.3. Una nueva interpretación del subimperialismo

Sobre la cuestión de la formación social, se alega que existe una particular burguesía interna en Brasil, heterogénea y sumisa a la dinámica del capital internacional. Muy claramente, esta burguesía no atravesó los mismos procesos de formación y disputa del poder que podemos señalar en las economías centrales, pero aun así tienen fracciones que en sus propias condiciones históricas concretas asumen el control del Estado en Brasil[7]. Por otra parte, esta burguesía interna está vinculada a otros grupos económicos del centro, lo que la conduce a reproducir los mecanismos de explotación de la fuerza de trabajo aunque con las especificidades de su región (Marini, 1973).

Este lazo proviene de la industrialización de Brasil y se observa con mayor intensidad en la actualidad, a la vista del aumento de la participación de empresas brasileñas en territorio extranjero (ver siguiente sección). El subimperialismo sería así un tipo de reproducción subordinada de la lógica imperialista central a partir de las particularidades del capitalismo periférico y de la propia dependencia, que conserva en su reproducción la formación de monopolios, característica fundamental de la lógica capitalista presente en el concepto creado por Marini, donde la burguesía interna es central para llevar a cabo este mecanismo.

Se puede discutir así el argumento de Fontes (2010) según la consideración de Luce (2011: 187), que comprende de manera más amplia el subimperialismo y no como un mero imperialismo de magnitud inferior. La amplitud está en entenderlo como un fenómeno que tiene la misma naturaleza que el imperialismo –la esencia de la acumulación de capital–, pero que tiene a su vez elementos propios de formación y conducción, característicos del capitalismo dependiente. A partir de ello, el autor niega que la categoría se invalide frente a cambios en el capitalismo contemporáneo, como propone Fontes (2010), pues las características que la definen persisten:

Así, como fenómeno histórico, el subimperialismo se presenta como un desarrollo con tiempos, interregnos, momentos predominantes diferenciados, en los que cada una de las variables se presenta transformada. Sin embargo, esta capacidad de metamorfosis no modifica sus características definitorias, pues son estas mismas las que, siguiendo su curso continuo de relaciones mutuas, se modifican en el tiempo. Un fenómeno vivo, lleno de contradicciones, que en su conjunto contribuyen a explicar la dinámica del capitalismo dependiente. (Luce 2011: 192)

Los cambios sufridos por el capitalismo que indica Fontes como capaces de deformar la categoría de subimperialismo parecen en realidad añadir nuevos elementos a la categoría, presentando nuevos mecanismos que conducen la reproducción del capital, manteniendo las características económicas y sociales que dieron lugar a su aparición. De esta manera, entendemos que el nuevo momento histórico del capitalismo en realidad refuerza la existencia del subimperialismo explicado por Marini. Por lo tanto, es posible que se observen otros mecanismos de este mismo fenómeno, dado que Marini (1973) nunca definió el subimperialismo como una categoría estática que obedezca una ley general. Las categorías históricas de la TMD son abstracciones conceptuales utilizadas para comprender fenómenos históricos que, siendo cambiantes y dinámicos, requieren la misma lógica en las categorías de análisis.

Es por ello que interpretamos que el impulso al subimperialismo se ha transformado con el tiempo y, sin embargo, preserva los rasgos centrales señalados por Marini, como el fuerte papel del Estado en la conducción de mecanismos de exportación de capital y el contexto monopolización capitalista. Por otra parte, se deben tener en cuenta los aspectos específicos de la economía brasileña, que se corresponden con lo que se denomina semi-periférica, teniendo en cuenta su rendimiento económico relativo frente a otras economías latinas, pero manteniendo a la vez su subordinación a las economías centrales[8].

De esta forma, entendemos que las contribuciones referidas en el debate de la categoría nos dan elementos para analizar el subimperialismo en sus diversas formas. Considerando los problemas señalados ​​por Fontes (2010), Bueno y Seabra (2010) y Deo (2011), parece que en la fase actual del capitalismo la explicación del subimperialismo requiere de más elementos que la falta de dinámica del mercado interno, aun cuando este elemento está tan presente como en el pasado. Es decir, las limitaciones indicadas por Marini (1973) para el período de la industrialización ya no son la característica central del avance subimperialista ya que, tal como el propio imperialismo, los cambios de la propia realidad, en los medios que el capitalismo encuentra para reproducirse, requieren de la modificación de las características de la categoría (Lenin, 1916). La categoría continúa reproduciéndose, pero con nuevas formas junto a ese núcleo esencial. El problema, ya indicado respecto del análisis de Fontes (2010), radica en el hecho de que estos cambios sufridos por categoría no son capaces de invalidarla. De hecho, la incorporación de estos nuevos elementos solo refuerza la validez actual de la categoría. Identificamos la exportación de capitales como uno de los mecanismos centrales que definen esta categoría en el capitalismo contemporáneo.

En este sentido, con el fin de mostrar la reproducción de los mecanismos que caracterizan al subimperialismo, es necesario analizar indicadores económicos que apuntan tanto a las características típicas de un capitalismo dependiente como al crecimiento de la participación brasileña en los mercados vecinos. Por lo tanto, la siguiente sección se utilizará para llevar a cabo este análisis más profundo acerca de las tendencias de la economía de Brasil en América Latina.

 

2. Indicadores del Subimperialismo brasileño

Durante las décadas de 1950 y 1960, la economía brasileña inició lo que se conoció como un proyecto nacional de modernización, que resultó de un largo proceso de desarrollo del mercado interno a través de la industrialización, especialmente en sectores estratégicos como el acero, la industria automotriz y la de bienes intermedios. A través de los años y a raíz de las fluctuaciones económicas al ambiente externo, Brasil logró consolidar una economía que se encuentra entre las principales del mundo, a pesar de presentarse como una especie de país rehén del capital extranjero. Este solo resultado fue suficiente para que algunos vieran en el Brasil no solo como un lucrativo mercado para invertir, sino también como un Estado líder en la región de América Latina.

La creciente liberalización económica de la década de 1990 permitió el impulso a la inversión de Brasil en el resto de América Latina y, de hecho, en esos años los esfuerzos de integración regional se convirtieron en un elemento casi obligatorio de la agenda política brasileña. La creación de áreas que facilitaran el comercio, y en especial mediante la reducción de tarifas, contribuyó a la fácil expansión de los flujos de capitales de Brasil a la región. Las transformaciones que atravesó la economía brasilera desde entonces son consecuencia de la crisis estructural de dos décadas previas, que llevó a orientar las políticas económicas hacia la recuperación de la tasa de ganancia para darle continuidad a la acumulación capitalista. Las características típicas del capitalismo dependiente que se podían observar ya en la década de 1960 exacerbaron el contexto de crisis cada vez más frecuentes, debidas a las nuevas formas de reproducción capitalista bajo el creciente predominio del capital financiero. Todo esto hizo que los mecanismos de reproducción del capital acentuaran la dependencia, tanto en sus expresiones internas como las externas.

En este sentido, los mecanismos de extracción de plusvalor típicos del capitalismo se reprodujeron de manera agravada en las economías periféricas. Esto impactó en el desarrollo capitalista interno, que puede ser entendido como una falta de dinamismo del mercado interno (Marini, 1973; Araujo, 2013).

Para iniciar el análisis, mostramos en la tabla 1 la distribución por tipo de capital brasileño en el exterior. En la misma, puede notarse el predominio de Inversión Brasileña Directa (EBD) en el total del capital brasileño en el exterior, es decir, se remarca la participación del capital brasileño –de forma total o parcial– en empresas localizadas en el exterior (Banco Central Brasil, 2013).

 

Tabla 1. Stock de capitales brasileros en el exterior, distribución por modalidad, en millones de dólares, 2008-2015.

Modalidad de Capital

2008

2009

2010

2011

2012

2013

2014

2015

Inversión Directa Brasilera en el exterior

155.942

164.523

188.637

202.586

266.252

295.382

294.048

388.194

Inversión de cartera

13.599

16.519

38.203

28.485

22.124

25.437

28.241

24.840

Inversión en acciones

4.828

8.641

14.731

16.903

13.367

16.930

18.622

18.916

Derivados

609

426

797

668

555

647

609

887

Moneda y depósitos

24.368

23.424

27.342

26.376

30.780

35.998

37.300

45.718

Inmuebles

1.854

2.625

2.712

3.601

4.612

5.409

5.700

5.559

Total *

209.448

221.809

273.961

280.265

355.982

391.575

394.246

388.194

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fuente: elaboración propia con datos del Banco Central de Brasil.

*El total es sólo para referencia, ya que no todos los componentes se muestran en la tabla.

 

Se puede notar también la gran velocidad en el crecimiento de las inversiones de cartera, lo que indica una fuerte tendencia de la inversión en activos (ya sean acciones, fondos, bonos y activos de riesgo) en el extranjero. Esto confirma la internacionalización financiera como una forma de obtener ganancias –de tipo financiero–, aprovechando inversiones de capital en espacios que permitan grandes retornos. No es arriesgado concluir que esta tabla confirma la tendencia al aumento de la presencia de capital brasileño en el exterior, lo que indica que la internacionalización de la economía brasileña se ha intensificado en los últimos años. El sector inmobiliario también muestra crecimiento, señalando que existe una diversidad de colocaciones en el destino de inversión.

Tras esta caracterización general de las inversiones brasileñas en el exterior, parece necesario identificar los principales sectores de destino de esta inversión. Esto nos permitirá trazar un perfil de la inversión brasileña, así como identificar en este movimiento una respuesta a la falta de dinamismo y los límites del mercado interno. En la tabla 2 se muestran los principales destinos de la inversión de Brasil y en ella podemos ver un predominio del sector financiero. Este fenómeno cobró impulso tras la serie de reformas legislativas, fiscales y macroeconómicas de la década de 1990, que liberalizó los flujos de capital y las actividades financieras. Interpretamos esta liberalización como una respuesta a la entrada masiva de capital extranjero en Brasil en el mismo período, el cual, como resaltan Marques y Natakani (2012), constituyó una forma de transferencia de la riqueza acumulada en los monopolios y las grandes corporaciones a la esfera financiera, incluyendo la presencia de plusvalor en la composición de esta transferencia. Es decir, la economía brasileña encontró en los mecanismos financieros una forma de transferir en su favor el valor creado en otras economías.

 

Tabla 2. Stock de capitales brasileros en el exterior, por rama de actividad receptora, en millones de dólares, 2008-2015.

Sectores

2008

2009

2010

2011

2012

2013

2014

2015

Agricultura, ganadería y minería

35.324

41.855

52.855

61.649

61.936

72.967

51.966

47.164

Industria**

14.666

20.407

27.046

31.219

44.702

50.748

43.391

40.516

Alimentos y bebidas

2.758

4.236

7.112

4.697

5.687

5.854

4.825

4.166

Servicios ***

63.765

70.152

89.165

100.065

140.533

149.207

174.475

171.615

Intermediación financiera

34.553

41.278

59.008

69.580

94.427

105.261

123.380

124.221

Actividades auxiliares de la intermediación financeira

2.545

5.047

5.120

4.704

3.501

3.796

3.884

3.787

Total *

113.755

132.413

169.066

192.933

247.172

272.921

269.832

259.254

  

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fuente: elaboración propia con datos del Banco Central de Brasil.

* El total es solo para referencia, ya que no todos los componentes se muestran en la tabla.

** Alimentos y bebidas forma parte de la rama Industria.

*** Las aperturas siguientes sobre intermediación financiera forman parte de la rama Servicios.

 

Es importante tener en cuenta que la participación de la economía brasileña en el exterior no se restringe a las inversiones financieras. En especial, las ramas ligadas a la producción primaria y los alimentos se muestran relevantes en la caracterización de la actividad de Brasil en la región. La expansión de estos sectores muestra un movimiento hacia el exterior como forma de escapar de los límites impuestos por el contexto de monopolización productiva, según lo define Marini (1973). Estas cifras muestran que, aunque el capital se encuentra en una fase de la internacionalización financiera, el movimiento de expansión de estos sectores se mantiene como una respuesta al contexto económico y social de Brasil, donde la fuerte la desigualdad de ingresos repercute en la dinámica interna de las ramas apuntadas, señalando la búsqueda del mercado externo como una salida viable para sortear esta barrera a la valorización.

La importancia de estas exportaciones de capital sirven para entender la expansión de la economía brasileña en América Latina, que busca aprovechar en otras economías la existencia de fuerza de trabajo abundante y barata –especialmente en el sector servicios–, y las convierten en destinos ideales para la circulación de mercancías que no pueden realizarse al interior de Brasil por las condiciones ya mencionadas.

En la Tabla 3 podemos observar la distribución geográfica de las inversiones directas brasileñas en América Latina, que tienen un crecimiento gradual. La participación porcentual de Brasil en el conjunto de América Latina supera significativamente su cuota de mercado mundial en lo que respecta a las inversiones directas. Es decir, la participación de Brasil en la inversión total en la región es más importante que en el mercado mundial. Como destaca Cerqueira (2016), el destino sectorial y geográfico de las inversiones está guiado por la integración con las economías de América Latina, considerada área estratégica para el desarrollo industrial a largo plazo de Brasil.

 

Tabla 3. Stock de Inversión Directa Brasilera en América Latina, por país, en millones de dólares, 2008-2015.

País

2008

2009

2010

2011

2012

2013

2014

2015

Argentina

3.376

4.251

5.148

5.143

5.511

4.574

4.639

3.941

Bolivia

48

67

86

96

96

128

98

93

Chile

387

459

574

608

1.107

1.575

1.529

4.040

Colombia

298

561

872

1.194

696

575

495

402

Costa Rica

56

56

60

56

72

71

58

50

El Salvador

-

-

-

-

-

8

11

23

Ecuador

21

22

30

40

68

106

117

155

Guatemala

-

-

-

-

-

4

1

48

Honduras

-

-

-

-

-

-

9

24

Paraguay

153

170

262

350

578

641

829

697

Perú

244

704

2.254

1.902

2.986

3.298

2.809

735

Puerto Rico

5

6

7

6

4

10

13

16

Uruguay

2.443

2.531

2.497

2.384

2.951

3.003

3.675

2.627

Venezuela

282

801

679

762

1.083

1.490

2.020

2.080

Total

7.313

9.628

12.461

12.541

15.151

15.483

16.304

14.932

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fuente: elaboración propia con datos del Banco Central de Brasil.

Considerando el impacto relativo de las exportaciones de capital brasileño en América Latina, se destaca que Brasil lidera la Inversión Extranjera Directa (IED) en la región. Según datos de UNCTAD, Brasil lideraba con un stock de US$ 20.457 millones en 2008, frente a los US$ 1.391 millones de Argentina y los US$ 9.151 millones de Chile, las otras dos economías grandes del Cono Sur. La importante diferencia de exportación de capitales motiva nuestra calificación de esta economía subimperialista en la región.

Siguiendo el análisis de datos de UNCTAD y los estudios de Marques y Natakani (2012) y el de Sposito y Santos (2012), se observó también que Brasil exporta capitales a las economías centrales. Sin embargo, explica Painceira (2011), esto es resultado parcial de una “explotación económica de los países de la periferia por el centro”. El autor señala que este movimiento de explotación financiera se debe a la estrategia de acumulación de reservas internacionales (ya sea mediante disposiciones favorables al ingreso de flujos de capital a corto plazo o por el estímulo a las exportaciones), que termina por generar flujos de capital neto negativo para las economías periféricas. Esto se explica porque los capitales que ingresan en las reservas salen rápidamente para convertirse “en activos más seguros en los mercados financieros globales y estos son emitidos por los países desarrollados” (Painceira, 2011: 60; la traducción es nuestra). Esto ocurre especialmente para Estados Unidos que, como emisor de moneda de reserva y de circulación internacional, “tiene en sus manos la capacidad de ofrecer el medio más seguro de acceso a dólares, a través de la venta de bonos del tesoro de Estados Unidos”.

Siguiendo este argumento, y considerando a Brasil como una economía periférica, aún con desarrollo relativo de sus fuerzas productivas, la exportación de capital brasileña a las economías centrales, que teóricamente generaría un flujo posterior positivo de capitales hacia la economía brasileña en forma de repatriación de utilidades y pago de intereses, termina resultando en un efecto que le es desfavorable. En otras palabras, se propone aquí como hipótesis –a ser verificada– la idea de que la transferencia de excedentes de la economía brasileña hacia el centro es mucho mayor que el flujo de capital extraído por la exportación de capital, considerando que las reservas obtenidas se utilizan para compra de activos financieros en el mercado global. Más aún, si tenemos en cuenta la propuesta de Osorio (2012) respecto del predominio de un patrón de especialización productiva en América Latina y, con ella, el lugar subordinado que estas economías ocupan en la división internacional del trabajo, podríamos inferir que el intercambio desigual (a través del deterioro de los términos de intercambio) y los requisitos de pago de regalías y licencias de tecnologías patentadas por las economías centrales son movimientos que refuerzan la tendencia presentada sobre una salida del excedente mayor que los flujos de entrada. Sintéticamente, podríamos decir que los beneficios potenciales que la exportación de capitales produciría son más que compensados ​​por las desventajas de un tipo de inserción externa como la brasileña.

Hay que añadir que este movimiento de internacionalización de la economía brasileña es posible gracias a las políticas y las instituciones del Estado que, como muestran Sposito y Santos (2012), sirvieron para consolidar el monopolio de los grupos económicos, que se expanden de diferentes formas en el mercado mundial, buscando desplazar el resultado de las contradicciones del proceso productivo. Por otra parte, como añade Cerqueira (2016), este estímulo a la internacionalización de las empresas brasileñas a través de la IED, no solo se realiza sobre la base de recursos financieros de las propias empresas, sino gracias a la sistematización de estrategias de expansión a través de organismos como el Instituto de Investigación Económica Aplicada (IPEA), la Agencia Brasileña de Desarrollo Industrial (ABDI) y la adecuación de las políticas públicas expresadas en el apoyo de autoridades gubernamentales, como el Ministerio de Asuntos Exteriores (MRE).

Justamente, y en especial, después de la década de 1980, la presencia de las grandes empresas brasileñas ocurre en diversos sectores de actividad, gracias a que los gobiernos adoptaron políticas de devaluación como forma de atraer divisas mediante el vuelco de los productos en los mercados extranjeros. Así, estas empresas se expandieron y consolidaron a América del Sur como el destino principal de sus actividades, como puede verse en la figura 1. Allí se puede observar la notable presencia de empresas brasileñas en América Latina: un total de 180 empresas radicadas en países de América Latina[9], frente a, por ejemplo, solo 40 asentadas en Estados Unidos. Estas empresas promueven la negociación por la reducción de las barreras comerciales, combinado con la búsqueda de la cooperación bilateral y la integración de América del Sur, todas acciones emprendidas por el gobierno brasileño cuyas principales favorecidas fueron las empresas internacionalizadas.

 

Figura 1. Distribución regional de las 63 mayores multinacionales, 2015.

Fuente: elaboración propia con datos del informe sobre multinacionales brasileñas de la Fundación Dom Cabral.

De acuerdo con el estudio de 2015, en el ranking de las multinacionales brasileñas según la proporción de los ingresos, el primer lugar es para Fitesa, que tiene un índice de internacionalización[10] del 72%, seguida por Odebrecht (64%) y, en tercer lugar, JBS (48%). Por otra parte, Andrade Gutiérrez es la empresa que se encuentra en la mayor cantidad de países: 37 en total. De esta manera, la imagen que se dibuja es el fuerte estímulo del Estado brasileño para la internacionalización de las empresas brasileñas, como es el caso de los programas de apoyo financiero. Ejemplo de ello son los fondos concedidos por el BNDES a compañías como Braskem Idesa, para realizar construcciones en México o para la automotriz Volkswagen Brasil, que también vende su producción en América Latina. Sea en forma de inversión productiva o de tipo financiero –que parece ser la de mayor crecimiento en el capitalismo actual– se puede deducir que existe un fenómeno que de transferencia de excedentes otras economías de la región hacia la economía brasileña.

 

3. Consideraciones finales

Los esfuerzos de este trabajo buscan recuperar crítica e históricamente la categoría subimperialismo, con el fin de mostrar la validez de la misma, aunque con diferentes características respecto de la definición original de Marini en los años 1960 y 1970.

Justamente, a partir del debate sobre la validez del concepto de subimperialismo para el capitalismo actual, mostramos que se hacen necesarios nuevos elementos que den cuenta de las transformaciones sistémicas en el capitalismo actual. Es decir, la categoría definida por Marini como un mecanismo característico de la etapa capital monopolista, cuyo principal objetivo es superar la debilidad del mercado interno de las economías periféricas, ya no se percibe solo en estos términos. No obstante, esto no refuta la validez de la categoría, sino que señala la necesidad de una adaptación de la misma a la realidad concreta del capitalismo contemporáneo dependiente.

Observamos que la comprensión de esta categoría necesita combinarse con el análisis de las características específicas de las economías latinoamericanas frente a las nuevas formas de expansión del capital, utilizando niveles de análisis que nos permitan percibir los cambios experimentados tanto como la naturaleza de la reproducción del capital que se mantuvo durante los años. Por lo tanto, es necesario incorporar en la categoría de subimperialismo la monopolización y las formas de acumulación financiera, siendo este proceso impulsado por mecanismos distintos a los que prevalecían en la década de 1970.

Podemos caracterizar al subimperialismo brasileño a partir de los mecanismos particulares del capitalismo dependiente que reproducen los fundamentos capitalistas. Como hemos visto, estos mecanismos varían en el tiempo y en la actualidad son principalmente las inversiones de capital y otras formas de exportación de capital. Así, siendo histórica la categoría de subimperialismo, es natural que incorpore los cambios que se producen en el modo de producción capitalista y, por lo tanto, en las relaciones imperialistas y de dependencia (Luce, 2011).

De esta forma, a partir de la recopilación de datos económicos realizados en la segunda sección, que apuntan a una nueva caracterización de subimperialismo, entendemos que Brasil, a través de la exportación de capital a América Latina, abarca una parte importante de las operaciones de IED en la región. Cualquier reproducción de estos mecanismos exacerba la condición de dependencia de la periferia, ya que la estructura económica global tiende a darse continuidad a través de desdoblamientos cada vez más violentos en las sociedades, especialmente en las que no son parte del “centro” del sistema.

La confirmación de la reproducción de este fenómeno en la economía brasileña se muestra como una forma de las contradicciones capitalistas, en la que podemos ver –a partir de los cambios en la agenda brasileña y en los indicadores económicos– que el subimperialismo brasileño en América Latina se transforma a lo largo del tiempo, sin perder las especificidades de la formación económica de Brasil y latinoamericana. Esto cuestiona a los proyectos políticos que ofrecen salidas aliadas al capital, mostrando la necesidad de superar el sistema del capital, al hacer más claro y necesario identificar los límites del este modelo.

 

Bibliografía

Amaral, M. y Carcanholo, M. (2012). “Superexploração da força de trabalho e transferência de valor: fundamentos da reprodução do capitalismo dependente”. En: Ferreira, C.; Luce, M.; Osorio, J. (orgs). Padrão de Reprodução do Capital. São Paulo: Boitempo.

Araujo, E. (2013). “Tendências da exploração da força de trabalho no Brasil na fase atual do capitalismo (1990-2007)”. Revista da Sociedade Brasileira de Economia Política, v. 36, octubre.

Banco Central do Brasil. Recuperado de: http://www.bcb.gov.br

Bueno, F. M. y Seabra, R. L. (2010). “A teoria do subimperialismo brasileiro: notas para uma (re)discussão contemporânea”. Caderno de debates. Rumo à IV assembleia nacional “Carlos Marighella”. Distrito Federal: Consulta popular, v. IV.

Cerqueira, D. (2016). “Las políticas gubernamentales de estímulo a la Inversión Extranjera Directa (IED) de Brasil en Sudamérica entre los años 2003 y 2010: regresión productiva e inserción dependiente”. Cuadernos de Economia Crítica, v. 2, n.° 4.

Deo, A. (2011). A consolidação da social-democracia no Brasil: forma tardia de dominação burguesa nos marcos do capitalismo de extração prussiano-colonial.  (Tesis de Doctorado en Ciencias Sociales). Facultad de Filosofía y Ciencias, Universidad Estadual Paulista, Marília.

Fontes, V. (2010). O Brasil e o capital-imperialismo. Río de Janeiro: UFRJ.

Fundação Dom Cabral (2014) Relatório 2014 de multinacionais brasileiras. Recuperado de: https://www.fdc.org.br/blogespacodialogo/Documents/ranking_fdc_multinacionais_brasileiras2014.pdf

 Lenin, V. I. (1916). Imperialismo: etapa superior do capitalismo. Domínio Público. Recuperado de: http://www.dominiopublico.gov.br/download/texto/ma000022.pdf

Luce, M. S. (2008). O Subimperialismo revisitado: a expansão do capitalismo brasileiro e a política de integração do Governo Lula da Silva na América Latina”. En: Anais do IV Colóquio Internacional Anual da Sociedade Latino-Americana de Economia Política e Pensamento Crítico. Buenos Aires: SEPLA, pp. 1-136.

Luce, M. S. (2011). A teoria do subimperialismo em Ruy Mauro Marini: contradições do capitalismo dependente e a questão do padrão de reprodução do capital. A História de uma categoria. (Tesis de Doctorado en Historia). Instituto de Filosofía y Ciencias Humanas, Universidad Federal de Rio Grande do Sul, Porto Alegre.

Marini, R. M.  (1969). Subdesenvolvimento e revolução. México D.F: Siglo XXI.

Marini, R. M. (1973). Dialética da Dependência. México D.F: Ediciones Era.

Marques, R. M. y Nakatani, P. (2012). “Capital fictício e capitais estrangeiros no Brasil”. Cad. CRH, v. 26, n.° 67.

Osorio, J. (2012). “Padrão de reprodução do capital: uma proposta teórica”. En: Ferreira, C.; Luce, M.; Osorio, J. (orgs). Padrão de Reprodução do Capital. São Paulo: Boitempo.

Painceira, J. P. (2011). Central Banking in Middle Income Countries in the Course of Financialisation: a study with special reference to Brazil and Korea. (Tesis de Doctorado). SOAS, University of London, Londres.

Poulantzas, N. (1978). State, Power, Socialism. London: New Left.

Sposito, E. y Santos, L. (2012). O capitalismo industrial e as multinacionais brasileiras. São Paulo: Outras expressões.

UNCTAD Database. Recuperado de: http://unctad.org/en/Pages/Home.aspx

Wallerstein, I. (1984) The Politics of the World-Economy. Cambridge: Cambridge University Press.



[1] Licenciada en Relaciones Internacionales por la Universidad Federal de Uberlândia (2014). Estudiante de Maestría en la Universidad Federal de Santa Catarina. Correo electrónico: polianagarciatf@gmail.com

[2] Partimos de la suposición teórica de Lenin (1916) que concibe el imperialismo como un producto de la propia naturaleza de la acumulación del capitalismo, cuando alcanza proporciones mundiales y se encuentra en su fase monopolista.

[3] En su libro La dialéctica de la dependencia (1973), Ruy Mauro Marini explica un proceso de transferencia de excedentes que favorece la acumulación de capital de las economías centrales a expensas de la acumulación en la periferia. Esta categoría comprende uno de los pilares del análisis marxista en torno al capitalismo dependiente y se refiere a las transferencias a través de la remisión de dividendos y ganancias, pagos de intereses, las patentes y el intercambio desigual.

[4] De acuerdo con Amaral y Carcanholo (2012: 99), “hay cuatro formas principales de la superexplotación del trabajo -que actúan de forma aislada o combinada (y esta última parece ser la tendencia)- que permiten la continuidad del proceso de acumulación capitalista en la periferia, a saber: el aumento de la intensidad del trabajo; la extensión de la jornada laboral; la apropiación por parte del capitalista de la cuota de consumo del trabajador -convertido entonces en fondo de acumulación capitalista [...]; el aumento del valor de la fuerza de trabajo que no es pagado en la proporción necesaria”.

[5] Entendemos que el interés nacional puede ser comprendido a partir de la noción burguesía interna, utilizada a partir de la propuesta de Poulantzas (1978), que se refiere a la fracción de la burguesía que detenta el poder en el aparato estatal, reflejando la composición heterogénea de la burguesía en Brasil.

[6] Partimos, por lo tanto, de la interpretación del imperialismo como fase superior del capitalismo, en el que hay un proceso de concentración y centralización del capital, caracterizado por un monopolio de clases y corporaciones en el proceso de acumulación capitalista global. Esta interpretación es coherente con la tesis de Lenin, tal como aparece en su obra El imperialismo: fase superior del capitalismo.

[7] Es necesario tener en cuenta que el concepto de burguesía local, de la tradición poulantziana, es marginal en la obra de Marini. Sin embargo, creemos posible este diálogo con el marco teórico de la TMD.

[8] El concepto de semi-periferia fue desarrollado por Wallerstein (1984) para caracterizar una categoría intermedia entre los países centrales y periféricos. Según el autor, hay varios criterios para caracterizar una economía como semi-periférica, que están vinculados a las economías centrales y funcionan como agentes políticos y económicos del poder imperial. Este concepto se desarrolla en la teoría del sistema-mundo, que creemos puede establecer diálogos con la TMD.

[9] Se puede desagregar por país y el número de empresas: Argentina (34 empresas), México (26), Chile y Colombia (25), Perú y Uruguay (22), Bolivia y Venezuela (13).

[10] Este índice es calculado por la Fundación Dom Cabral, obtenido a partir de la combinación de las relaciones entre activos en el extranjero y activos totales; ingresos en el extranjero e ingresos totales y empleados en el extranjero respecto de la planta total.