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La “Región del Maní”: dinámicas y tensiones esca-
lares en el circuito espacial de la producción

María Florencia Valinotti
CONICET-FCE/UNRC

flovalinotti@gmail.com

Gabriela Inés Maldonado
CONICET-FCH/UNRC

gimaldonado@hum.unrc.edu.ar

The “Peanut Region”: scalar dynamics and tensions in the spa-
tial circuits of production

A “região do amendoim”: dinâmicas escalares e tensões no cir-
cuito espacial da produção

Fecha de recepción: 26 de junio de 2024
Fecha de aprobación: 28 de noviembre de 2024

Resumen
Este artículo tiene como objetivo ilustrar la singular configuración de la “Re-

gión del Maní” (Argentina) desde la perspectiva de los circuitos espaciales
de la producción. Mediante una estrategia de investigación cualitativa, se
indagó en las características del conjunto de actores, objetos, acciones y
normas que contribuyen a su coherencia funcional. De esta forma, se iden-
tificó a las Industrias de Selección de Maní (ISM) como actores socioeconó-
micos dominantes dado el manejo de los recursos territoriales, materiales
y simbólicos. Se concluye que es posible observar la consolidación de una
nueva escala espacial de carácter regional conectada a la dinámica global y
comandada por las ISM.
Palabras clave: región del maní, circuito espacial de producción, coherencia
funcional, industrias de selección de maní

Abstract
This article aims to illustrate the singular configuration of the “Peanut Re-

gion” (Argentina) from the perspective of the spatial circuits of production.
Through a qualitative research strategy, the characteristics of the set of ac-

Año 11. Nº 21. Enero 2025

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tors, objects, actions and norms that contribute to their functional coherence
were investigated. In this way, the Peanut Selection Industries (PSI) were
identified as dominant socio-economic actors given the management of ter-
ritorial and symbolic resources. It is concluded that it is possible to observe
the consolidation of a new spatial scale of regional character connected to
global dynamics and commanded by the PIS.
Keywords: peanut region, spatial circuits of production, functional coher-
ence, peanut selection industries

Resumo
Este artigo pretende ilustrar a configuração única da “RegiãoAmendoim”

(Argentina) sob a perspectiva dos circuitos espaciais de produção. Utilizan-
do uma estratégia de pesquisa qualitativa, foram investigadas as caracterís-
ticas do conjunto de atores, objetos, ações e normas que contribuem para a
sua coerência funcional. Desta forma, as Indústrias de Selecção de Amen-
doim (ISA) foram identificadas como actores socioeconómicos dominantes
dada a gestão dos recursos materiais e simbólicos territoriais. Conclui-se
que é possível observar a consolidação de uma nova escala espacial de ca-
ráter regional ligada à dinâmica global e comandada pelo ISA.
Palavras-chave: região amendoim, circuitos espaciais de produção, coerên-
cia funcional, indústrias de seleção de amendoim

María Florencia Valinotti y Gabriela Inés Maldonado

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Introducción
Desde mediados de la década del ‘70, en el marco de las profundas muta-

ciones en las dinámicas de acumulación del capitalismo global, la Argentina
comenzó a implementar un proceso de transición hacia un nuevo modelo de
acumulación anclado en la explotación de un conjunto reducido de bienes
agropecuarios, mineros e hidrocarburíferos orientados al mercado externo.

En este contexto se enmarcan las profundas transformaciones acaecidas
en el agro argentino, cuya máxima expresión fue la irrupción y expansión
del modelo del agronegocio (Gras y Hernández, 2013), el que engloba el cul-
tivo del maní. Los rasgos estructurales actuales de este sector se definieron
en la década del ‘90, momento en que se evidenció el surgimiento de las
Industrias de Selección de Maní –en adelante ISM– como así también la
consolidación del carácter regional de la organización de la producción, lo
que posibilitó la emergencia de una nueva escala espacial denominada la
“región del maní”.

Sostenemos que lo que define a esta región como tal es su coherencia
funcional, en términos de la articulación de ciertos objetos y determinadas
acciones que dan vida y movimiento a este proceso, siempre en un contexto
relacional intrarregional e interregional.

Para indagar en su particular configuración, se utilizó una estrategia me-
todológica de tipo cualitativa que comprendió reiteradas entradas al campo
entre los años 2018 y 2019. Se emplearon diversas técnicas entre las que
se destacan la realización de entrevistas semiestructuradas a empresarios
y referentes de instituciones del sector, observaciones de las dinámicas
socioproductivas de las localidades donde se asientan las ISM como así
también registros en eventos científicos-tecnológicos y festivos realizados
en la región. Asimismo, se recurrió a datos provistos por la Secretaría de
Agricultura Ganadería y Pesca de la Nación (SAGyP).

Los resultados de la investigación evidencian un proceso sedimentado en
la construcción de una nueva escala espacial de carácter regional conecta-
da a la dinámica global y comandada por las ISM en tanto actores socioe-
conómicos dominantes.

El camino argumental del escrito inicia con el concepto de circuito espa-
cial de producción (Santos, 2000) en tanto categoría analítica nodal para
abordaje de nuestro referente empírico. Luego, se reconstruye, desde una
perspectiva histórica y espacial, la trayectoria del sector manisero en la
provincia de Córdoba para analizar a continuación las especificidades del
cultivo y su incidencia en la estructuración espacial del sector. Posterior-
mente, se identifican los actores, objetos, acciones –y sus interrelaciones–,
que explican la coherencia funcional de la región y se representa la organi-
zación territorial socioproductiva dando cuenta de la singularidad de la es-
cala espacial emergente. Finalmente, se abordan los principales hallazgos
de la investigación.

La “Región del Maní”: dinámicas y tensiones escalares en el circuito...

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1. Circuitos espaciales de la producción: procesos de diferenciación e igua-
lación territorial

Santos (1994) observa que el proceso de globalización implica la mundia-
lización del espacio geográfico caracterizado por la transformación de los
territorios nacionales en espacios nacionales de la economía internacio-
nal; la exacerbación de las especializaciones productivas; la concentración
de la producción y el aumento de la productividad; la aceleración de todas
las formas de circulación y su papel creciente en la regulación de las activi-
dades localizadas en distintas partes del mundo; la productividad espacial
como dato para la elección de esas localizaciones; la creciente tensión lo-
cal-global; y el papel de la organización y de los procesos de regulación en
la constitución de las regiones.

Por lo anterior, sostenemos que el periodo actual se caracteriza por la
mundialización creciente de procesos de diferenciación e igualación terri-
torial simultáneos, comandados por ciencia, técnica, información y finan-
zas (Santos, 2000). En este contexto, la producción también se mundializa
y se fragmenta en etapas que son abrigadas por distintos territorios, lo que
explica las especializaciones productivas regionales y se traduce en la di-
versificación y aceleración de las divisiones territoriales del trabajo. Estas
etapas luego se reúnen en la elaboración del producto final crecientemente
regulado.

La división territorial del trabajo puede ser estudiada en el marco de los
circuitos espaciales de producción y los círculos de cooperación, puesto
que ambas categorías permiten “analizar de modo dinámico el funcio-
namiento del territorio articulando la repartición de los lugares, esto es,
la división territorial del trabajo, con la circulación de bienes y servicios”
(Santos Aracri y Souza Moreira, 2010, p. 76). Lo anterior contempla las ac-
tividades que participan del circuito, las necesidades que estas crean, las
infraestructuras que son implantadas y utilizadas, los flujos materiales e
inmateriales que se generan y la lógica funcional que explica las razones
de su localización.

Proponemos pensar la región del maní como parte de un circuito espacial
de producción mundializado, que no se resuelve al interior de esta región
como así tampoco al interior del país. Entonces, lo que explica su consti-
tución no son sus límites sino su coherencia funcional en términos de la
producción del maní. Siguiendo a Silveira (2003), la región es al mismo
tiempo receptáculo de eventos del mundo y productora de historia concre-
ta: con cada novedad del periodo, la extensión y los límites del fenómeno
regional cambian.

La producción de maní, al igual que lo que acontece con otras commodities
agrícolas, se caracteriza por la creciente dependencia de insumos agrope-
cuarios. Es por ello que en las regiones se asientan las empresas que articu-
lan la producción regional del maní, tanto en términos de comercialización

María Florencia Valinotti y Gabriela Inés Maldonado

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de insumos como en lo referido a sus primeras etapas de transformación/
industrialización. Estas conforman topologías empresariales que permiten
reconocer su selectividad espacial. Siguiendo a Silveira (2007), advertimos
que cada una “tiene una forma particular de combinar los objetos que ne-
cesita para el ejercicio de su acción y una forma particular de organizar las
acciones para poner a funcionar tales objetos. Se trata de puntos y áreas
que la empresa selecciona y que conforman su base material de existencia”
(Silveira, 2007, p. 15). De esta manera, la dialéctica entre un orden global y
un orden local se materializa en la región a través de las exigencias de los
agentes empresariales. El ejercicio del poder regulatorio por parte de empre-
sas y del poder público no es independiente de los sistemas de ingeniería
y normativos presentes en cada lugar, puesto que “como son producciones
modernas”, las regiones necesitan densidades técnicas importantes, gene-
ralmente precedidas por densidades normativas ad hoc para ciertas firmas y
ramos de la economía” (Silveira, 2009, p. 442).

Como hemos señalado, la mundialización de la producción renueva y for-
talece las formas de regulación que harán viable, con pretensión de fluidez,
la articulación de las etapas. La regulación, en este contexto, es ejecutada a
través de un conjunto de normas. Silveira (1997) señala que la regulación re-
úne normas técnicas, que garantizan el funcionamiento de los objetos; nor-
mas organizacionales, que regulan las formas de utilización de los nuevos
objetos en el proceso de trabajo; y normas políticas, que contienen las rela-
ciones de cooperación y disputa entre el Estado y el mercado. Con relación
a estas últimas, la autora advierte que nos enfrentamos a un nuevo régimen
de regulación que, privilegiando los flujos transnacionales del capital, torna
inciertos los controles destinados a proteger las economías nacionales.

En este marco, se plantea un abordaje que entiende la dimensión estatal
como una relación social (Jessop, 2019). Con ello queremos significar que,
por un lado, el Estado expresa y cristaliza la correlación de fuerzas sociales
de un momento sociohistórico, siempre contingente y sujeto a cambios.
Por otro lado, la materialidad institucional del Estado posee una selectivi-
dad estratégica inscripta estructuralmente que privilegia las estrategias de
ciertas fuerzas políticas, acciones y actividades en contextos espacio-tem-
porales específicos (Jessop, 2019). De allí que, al indagar en las especifici-
dades que adquieren las regulaciones políticas con relación a la denomi-
nada “región del maní”, tanto a nivel sectorial como territorial (municipios),
es posible advertir la primacía de los intereses empresariales. Esto incluye
sus proyecciones espaciales, la construcción de nuevas institucionalida-
des, la producción de categorías de pertenencia social y la articulación con
organismos de la sociedad civil, entre otras, cuyo fin último es organizar el
consenso de las clases subalternas para garantizar la reproducción de las
relaciones de dominación.

Como síntesis, el circuito espacial de producción de maní articula un área

La “Región del Maní”: dinámicas y tensiones escalares en el circuito...

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del sur cordobés a un proceso de producción que se resuelve a escala
global. En este contexto, lo que define la región del maní como tal es su
coherencia funcional, en términos de la articulación de ciertos objetos y
determinadas acciones que dan vida y movimiento a este proceso, siempre
en un contexto relacional intrarregional e interregional. Es por ello que pro-
ponemos estudiar la región del maní en el contexto del circuito espacial de
producción, del proceso de organización y reorganización de producción,
su regulación y los actores que lo articulan.

2. El maní en Córdoba: modernización y concentración empresarial
El cultivo del maní comenzó a desarrollarse en la provincia de Córdoba

en las primeras tres décadas del siglo XX y se emplazó principalmente en
el centro-este provincial (Bongiovanni, 2008). Desde 1950 en adelante, al
igual que otros cultivos oleaginosos e industriales, se expandió en el mar-
co del proceso de sustitución de importaciones (Iparraguirre, 2014).

Durante el período 1950-1970, Córdoba concentraba el 98% de la produc-
ción de maní. El cultivo se localizaba en los departamentos del centro y sur
provincial, y el principal destino era el aceite de maní el que, en términos
generales, “el 35% (…) iba al mercado interno y el 65% a la exportación” (Bo-
letín Informativo Manisero, 1966, p. 3, como se cita en Iparraguirre, 2014, p.
114). También se obtenían subproductos como las tortas de maní y harinas
oleaginosas que se exportaban en su totalidad; por último, en el mercado
interno se consumía el maní tostado con cáscara denominado “maní colo-
rado” de Córdoba (Iparraguirre, 2014). Con relación al tipo de explotación
agrícola, se destaca el carácter familiar, entre las que prevalen aquellas de
entre 100 y 200 ha (Iparraguirre, 2014; Centro de Ingenieros Agrónomos
General Cabrera, comunicación personal, 2018).

No obstante, las transformaciones más importantes que explican la di-
námica actual del sector se remontan a mediados de la década del ‘70,
período que la Cámara Argentina del Maní (CAM) referencia como el inicio
de la actividad (Cámara Argentina del Maní, 2018). En efecto, el mercado
mundial comenzó a demandar el maní para consumo humano en detri-
mento del aceite. Este fenómeno fue trascendental en la estructura y diná-
mica sectorial al punto que se la definió como una “verdadera revolución
manisera” (Moresi, 2018).

Los nuevos requerimientos acentuaban la necesidad de mejoramiento
del producto final. De esta forma, se pasó de la producción de aceite, en la
cual lo central era el contenido de grasa del grano, hacia otra en la que el ta-
maño, el color y el sabor comienzan a ser definitorios para su valorización.

1- Esta variedad tiene un ciclo más largo entre la siembra y la cosecha (entre 155 y 170 días
contra los 130-135 de la variedad anterior), por lo que se vio expuesta a un aumento de las
enfermedades foliares.

María Florencia Valinotti y Gabriela Inés Maldonado

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A comienzos la década del ’80, la incorporación de la variedad flor runner
proveniente de Estados Unidos y, a partir de ella, la aplicación de técnicas
de mejoramiento vegetal realizadas en el país, introdujeron cambios signi-
ficativos en la fase primaria del cultivo1 al tiempo que la figura del ingeniero
agrónomo comenzó a tomar centralidad. En ese sentido, la nueva variedad
requería de la aplicación de una cantidad mayor de insumos compuestos
por inoculantes, fungicidas y herbicidas, lo que hizo más complejo y costo-
so el cultivo. Asimismo, la ausencia de un correcto manejo agrícola provo-
có el agotamiento de las tierras, lo que hizo que el cultivo se desplazara de
manera progresiva hacia el sur de la provincia2.

La transformación derivada de lo anterior atravesó los distintos eslabo-
nes y con ello a los actores que componían la cadena productiva. En el año
1975 se llevó a cabo la primera “Jornada de Capacitación Técnica del Cultivo
del Maní”, cuyos destinatarios eran en su mayor parte productores inde-
pendientes. Así lo relató uno de los organizadores de aquel evento: “en esa
primera edición hubo 500 productores que tenían en su poder gran parte
de la producción y querían ver de qué se trataba todo eso porque era una
nueva variedad que requería de un nuevo manejo” (Moresi, 2018).

Como el cultivo comenzó a requerir de un proceso de selección poscose-
cha, emergieron de manera incipiente espacios destinados para este proce-
so constituidos por grandes galpones metálicos emplazados en la zona ur-
bana de pequeños pueblos del sur cordobés. No obstante, en este momento,
y tal como lo afirma la CAM (2018), el descascarado de maní en su mayoría
lo hacían los productores en el campo, los controles de calidad eran visuales
y los granos eran seleccionados a mano por mujeres conocidas localmente
como “picoteadoras”. De esta forma, en esta época es posible identificar dos
actores claves en la cadena: el productor agropecuario y las emergentes ISM.

Sin embargo, a lo largo de la década del ‘80 y principalmente durante la
del ’90, se evidenció un proceso de crecimiento y fortalecimiento de las
ISM, las que implementaron una estrategia de integración vertical. En este
sentido, se produjo una drástica reducción del número de productores in-
dependientes de maní quienes se volcaron hacia otros cultivos (Busso et
al.
, 2003). Esto obedeció a factores tales como la complejidad, el alto costo
del cultivo y la falta de transparencia en el proceso de comercialización3. A
su vez, a mediados de la década del ‘90, la emergencia de la soja RR4 cons-
tituyó una vía de escape para el productor dada su menor complejidad y alta

2- Una periodización exhaustiva sobre la expansión del cultivo y su corrimiento hacia el sur
fue desarrollada por Bongiovanni et al. (2008) y Giayetto (2017).
3- Las notas de campo refieren a que las industrias le imponían un precio por debajo del
mercado a los productores agropecuarios. Esto hizo que los productores abandonaran el
cultivo por lo que se descapitalizaron en lo relativo a maquinarias y conocimientos tácitos.
4- Resistente al Roundup.

La “Región del Maní”: dinámicas y tensiones escalares en el circuito...

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rentabilidad. Por otra parte, en simultáneo se produjo el ingreso de capitales
extranjeros. Sin embargo, esto no modificó la estructura del sector dado que
su composición mayoritaria continúo siendo de capitales regionales.

La CAM (2018) afirma que los hitos que caracterizaron a la década del ‘90
fueron las grandes inversiones en plantas de procesamiento que incluyeron
celdas de almacenaje, grandes secadoras y selección electrónica, al tiem-
po que se avanzó en los sistemas de aseguramiento de calidad. Del mismo
modo, en este periodo se vio consumado el proceso de descapitalización
de los productores primarios en lo relativo al maní y, consecuentemente, se
define la estructura que adquirirá el sector caracterizado como un oligop-
sonio conformado por veintiuna5 ISM (CAM, 2018) integradas verticalmen-
te que concentran alrededor del 90% de la producción. Así, mediante es-
tablecimientos agropecuarios propios, arrendados o a través de contratos
de entrega de cultivos, las ISM monopolizan la siembra, industrialización
y comercialización del producto. Asimismo, otra de las características cen-
trales es su orientación exportadora, dado que coloca en estos mercados
más del 90% de la producción (mayormente hacia la Unión Europea, la que
supera el 60% de las ventas totales del sector). Esta situación, además de
configurar una relación de fuerte dependencia, tuvo impactos significativos
en la cadena productiva y en las modalidades que va adquiriendo la cons-
trucción del anclaje territorial necesario para el ciclo de acumulación.

3. Las condiciones materiales del circuito: entre lo local y lo global
En el devenir histórico reciente del sector es notable cómo su dinámi-

ca productiva, organizacional y técnico-científica se fue configurando de
manera reactiva en función de las demandas de un reducido número de
capitales transnacionales. En este vínculo estrecho, la construcción de un
circuito espacial de producción constituye un elemento nodal para asegu-
rar tanto los procesos territoriales de acumulación como la generación de
las condiciones de movilidad del capital.

Para comprender la dinámica espacial de la región del maní debemos
considerar dos elementos centrales que estructuran y dan forma a las to-
pologías empresariales: los particulares requerimientos edáficos, de siem-
bra, cosecha y almacenamiento del cultivo; y el carácter inducido de estos
procesos, considerando la relevancia que poseen un número reducido de
capitales ubicados principalmente en los países centrales.

Con relación al primer factor, el maní requiere de cuidados especiales dado
que es un cultivo cuya fructificación es subterránea, por lo que crece en sue-
los livianos y bien drenados que permiten su desarrollo y posterior arranca-
do. También constituye un factor determinante del rendimiento la obligación

5- Este número puede variar, pero lo central es que el 50% de la producción está en manos
de las 4 empresas grandes (CAM, 2018).

María Florencia Valinotti y Gabriela Inés Maldonado

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de su rotación con otros cultivos con una frecuencia no menor a los cuatro
años. De acuerdo con Cisneros et al. (2017), desde la perspectiva de los pro-
ductores de maní, los mejores lotes son aquellos que vienen de pasturas
gramíneas o donde se ha practicado la ganadería por un largo tiempo.

A su vez, a lo largo del período que comprende el crecimiento del fruto se
requiere la aplicación de una cantidad significativa de agroquímicos, prin-
cipalmente fungicidas. Posteriormente, la cosecha involucra dos procesos
relacionados que poseen manejos técnicos específicos que deben aplicar-
se de manera rigurosa: el arrancado6 y el descapotado7. Luego, el maní es
almacenado en secadoras a una temperatura que no debe superar los 35ºC
para evitar el deterioro del grano.

Todo lo anterior propició una particular forma de uso del territorio por par-
te de los capitales agroindustriales. De este modo, es posible evidenciar
cómo se construye un circuito espacial que se mueve dentro de límites
concretos y que, al mismo tiempo, requiere de diversos anclajes territoria-
les. Así, se necesita movilidad en la fase primaria, pero al mismo tiempo las
condiciones de conservación del grano favorecieron el desarrollo y la con-
solidación de las denominadas plantas de proceso o selección, que dadas
sus dimensiones constituyen capital fijo.

Un análisis de la evolución de la participación departamental sobre el to-
tal de la superficie cultivada de maní en el país desde el año 1969 hasta el
año 2022 nos brinda elementos para dar cuenta del carácter móvil de la
etapa primaria. En las figuras 1 y 2, con base de información disponible en
el sitio web de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación,
se presenta evolución de esta participación en seis campañas: 1969/70,
1979/80, 1989/90, 1999/00, 2009/10 y 2020/21, las que han sido defi-
nidas en función del inicio del proceso de agriculturización general de la
región pampeana (década del ‘60) y de las dinámicas históricas de produc-
ción de maní, tal como se detallará más adelante.. En la figura 1 es posible
observar que, por un lado, en los departamentos del centro sur de Córdoba
se registraron los mayores porcentajes cultivados al tiempo que se evi-
dencia el proceso de corrimiento del cultivo hacia el sur provincial. Por otro
lado, en la etapa de transformaciones incipientes del modelo productivo
–campañas 1969/1970, 1979/1980– se observa una dispersión de la pro-
ducción al incluir a las provincias de Mendoza, Salta, Formosa, Corrientes,
Misiones y Entre Ríos. Como podemos ver, hacia la campaña 1979/1980 se
consolida la nueva matriz productiva y el cultivo se concentra en su mayor
parte en Córdoba con una participación marginal de Salta.

6- Se utiliza la técnica de arrancado-invertido que consiste en la extracción de la planta y
la posterior inversión de las vainas de modo que éstas queden expuestas al aire libre.
7- El descapotado es una operación mecánica que se realiza luego del arrancado y que
consiste en separar las vainas del resto de la planta (Bongiovanni et al., 2017).

La “Región del Maní”: dinámicas y tensiones escalares en el circuito...

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En la figura 2 se advierte la tendencia histórica de corrimiento del área
sembrada con maní hacia los departamentos del sur provincial, en bús-
queda de nuevas tierras aptas para su cultivo. Así, en términos de recu-
rrencia, Juárez Celman, Río Cuarto y General Roca reúnen, en las campa-

Fuente: elaboración propia sobre la base de datos de la SAGyP y de fuentes vectoriales del IGN.

Figura 1. Participación departamental del cultivo de maní sobre el total cultivado en
el país. Período 1969/1999.

María Florencia Valinotti y Gabriela Inés Maldonado

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ñas 1999/2000, 2009/2010 y 2020/2021, el mayor porcentaje del cultivo
sobre el total provincial. Del mismo modo, se evidencia la expansión del
maní hacia el sudeste de la provincia de San Luis y norte de La Pampa.
Por último, al analizar la campaña 2020/2021 se advierte la expansión
al noreste de la provincia de Córdoba, noroeste de Buenos Aires y sur de

Fuente: elaboración propia sobre la base de datos de la SAGyP y de fuentes vectoriales del IGN.

Figura 2. Participación departamental del cultivo de maní sobre el total cultivado en
el país. Período 1999/2022

La “Región del Maní”: dinámicas y tensiones escalares en el circuito...

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Santa Fe. Al mismo tiempo, se mantiene la participación de las provincias
de San Luis, Salta y Santa Fe.

Asimismo, la dinámica territorial del cultivo pone en evidencia las limita-
ciones estructurales del sector y los conflictos que emergen al interior de
las relaciones intercapitalistas. En ese sentido, las propias restricciones
relativas a la escasa disponibilidad de tierras aptas y la presión ejercida
por la expansión del cultivo de soja han agudizado las disputas en torno
a las modalidades hegemónicas de uso del territorio. La afirmación ex-
presada por autoridades de la CAM en la Jornada Nacional de Maní, “la
competencia por la tierra ha llegado para quedarse” (Martinetto, 20 de
septiembre de 2018), da cuenta de esta disputa. El gráfico 1 muestra la evo-
lución de la superficie sembrada la que, en términos generales, se ha man-
tenido estable alcanzando el pico máximo en torno a las 400.000 ha en la
última década. A su vez, se evidencia un aumento en la productividad de
los factores, ya que los niveles de producción se incrementaron considera-
blemente. En ese sentido, la innovación científico-tecnológica constituye
el pilar esencial en el que se asientan las posibilidades de aumentar los
rendimientos en las tierras disponibles como así también en la generación
de nuevos cultivares: “creo que no hay duda, el futuro del maní va a venir
por el tema de aumentar la productividad en el campo” (Martinetto, 20 de
septiembre de 2018).

Gráfico 1. Evolución de la superficie sembrada y producción del cultivo de maní
(1982-2022) en la Argentina.

Fuente: elaboración propia sobre la base de datos de SAGyP

María Florencia Valinotti y Gabriela Inés Maldonado

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Para comprender la dinámica que adquirió el capital fijo en los últimos trein-
ta años debemos retomar el segundo elemento central de la organización
espacial de la región del maní: la incidencia que poseen un número reducido
de capitales extranjeros en las dinámicas productivas locales.

Sobre este punto, podemos establecer tres etapas:
a. La primera se extendió durante la década del ‘90 y se caracterizó por

la expansión de las ISM. La mayor parte de ellas se emplazan en peque-
ñas localidades atravesadas por la ruta nacional N.º 158, principalmente
en el tramo comprendido entre Río Cuarto y Villa María. De manera más
dispersa, completan este nodo de acumulación territorial un conjunto de
ISM ubicadas en el triángulo comprendido entre Río Cuarto-Villa María-La
Carlota (Busso et al., 2003; Bongiovanni et al., 2010; Valinotti, 2020). En
este período, se adecuan las plantas a los requerimientos de los impor-
tadores europeos. Para ello, además de las celdas de almacenaje y se-
cadoras, se incorporan las seleccionadoras electrónicas que extraen los
granos de acuerdo al tamaño, color y textura demandada. Asimismo, se
avanza en los sistemas de aseguramiento de calidad mediante la adop-
ción de certificaciones internacionales. Por estos requisitos se instalan
en esta zona laboratorios especializados que pueden acreditar estas cer-
tificaciones.

b. La segunda etapa comenzó en la década del 2000 en la cual, producto
de la desaparición de los grandes importadores, fue necesario establecer
contacto directo entre las ISM locales y los compradores europeos. Este
cambio propició mayores inversiones en el territorio dado que, al desapa-
recer los grandes intermediarios, las empresas debieron construir nuevos
espacios para guardar los stocks de mercadería (Entrevista, CAM 2018) lo
que explica la proliferación de galpones de almacenamiento en frío. Otra
transformación significativa se refiere a la demanda de “maní blanchea-
do”8 por parte de los compradores europeos. Ya hacia 2004 la mayoría de
las empresas habían construido plantas de blanched, lo que permitió au-
mentar el porcentaje de maní para la exportación. Todo ello implicó que la
actividad abandonara su carácter estacional para desarrollarse a lo largo
de todo el año, por lo que la demanda de trabajadores y trabajadoras fue
mutando desde la contratación temporal hacia la contratación permanen-
te. Estos cambios propiciados por la dinámica global irán configurando
de manera progresiva este territorio como un nodo de acumulación que
funciona atrayendo la aglomeración de capital y trabajo.

c. La tercera etapa se desarrolla desde 2010 hasta el presente y se ca-
racteriza, siguiendo a la CAM, por un “mayor agregado de valor” (2018) y

8- El proceso de blancheado tiene por objetivo obtener maníes crudos sin piel listos para
ser freídos o tostados (CAM, 2018).

La “Región del Maní”: dinámicas y tensiones escalares en el circuito...

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la incursión en la generación de energía propia. Durante este período, el
sector avanzó en la industrialización del maní con el desarrollo de pro-
ductos terminados tales como manteca de maní y diferentes tipos de
snacks. Estas mercancías continúan siendo marginales dentro de la pro-
ducción del sector y están orientadas al mercado interno o a regiones no
tradicionales para la exportación de la producción del sector, tales como
medio oriente. Otro evento significativo fue la construcción de plantas de
generación de energía a partir del uso de la cáscara de maní. Estas cons-
trucciones están emplazadas cerca de las plantas de proceso y forman
parte del layout empresarial.

Como fue descripto, las transformaciones más relevantes del sector tuvie-
ron un carácter reactivo frente a las demandas de los compradores, princi-
palmente europeos, y esto explica su dinámica productiva caracterizada por
la concentración de las colocaciones en la Unión Europea –de 60% en el año
2022 (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, 2023)–, la preeminencia
de exportaciones de maní crudo (blanched) –77% del total exportado (INDEC,
2023)– y la menor participación en la canasta exportable de productos con
mayor grado de elaboración –12%, de aceite de maní y subproductos y 11% de
preparaciones de maní (INDEC, 2023)–. En estrecha correspondencia con lo
anterior, se destaca la escasa relevancia del mercado interno que compren-
día en el año 2018 el 1% de las ventas totales del sector.

4. La coherencia funcional de la región del maní: actores, objetos, acciones
y normas

Siguiendo con nuestro marco analítico, de acuerdo con Silveira (2009), la
región constituye una “realización provisoria del período en cada porción del
territorio susceptible de coherencia funcional” (p. 437). Ahora, esta ligazón
se vincula con el desarrollo de una etapa del proceso productivo, que siem-
pre es global. De esta forma, abordar la región del maní implica dar cuenta
de cómo un conjunto de relaciones entre actores, objetos, acciones y pro-
cedimientos son coherentes en el territorio en función de su inserción en
dinámicas globales.

En la construcción de la región del maní, es posible identificar un conjunto
de actores con recursos diferenciales de poder. A los fines analíticos, en la
figura 3 se identifican las etapas que componen el proceso productivo del
maní y los actores que participan.

María Florencia Valinotti y Gabriela Inés Maldonado

103

Las ISM se consolidaron como actores socioeconómicos dominantes dado
el manejo de recursos materiales y simbólicos de la región. Estos capitales
agroindustriales comandan la dinámica sectorial al dominar las partes más
rentables de la cadena de valor. En una posición de mayor dependencia, en-
contramos a pocos productores independientes, quienes se enfrentan a un
mercado imperfecto con pocas posibilidades de negociación (Bongiovanni
et al., 2010). Según la CAM (2011, 2018), los productores están integrados
en cooperativas o vinculados a la industria a través de convenios. Los que
pudieron continuar en la actividad se caracterizan por ser “un agricultor de
élite, especializado y ultraprofesionalizado” (CAM, 2011).

Otros actores que participan en la cadena y que poseen mayor margen de
negociación con las ISM son los rentistas y las empresas multinacionales de
agroquímicos. Por un lado, la renta de la tierra ocupa un lugar central en la
rentabilidad del cultivo y constituye un factor crítico ya que la mayor parte de
la cosecha se realiza en campos arrendados cuyo costo es significativamen-
te mayor que el que se paga por la soja. Una situación similar ocurre con las
empresas que proveen los agroquímicos dado que son pocas y tienen por
ello mayor poder de negociación (Bongiovanni et al., 2010).

Figura 3. Etapas y actores del proceso productivo del maní.

Fuente: elaboración propia en base al trabajo de campo (2023).

La “Región del Maní”: dinámicas y tensiones escalares en el circuito...

104

En una posición intermedia se encuentran las empresas metalmecánicas y
de maquinarias agrícolas de origen regional especializadas en insumos para
el sector, tanto para la etapa primaria como para la fase industrial. Aquí exis-
te una mutua dependencia, ya que las ISM necesitan insumos específicos
que son provistos por pocas empresas y, al mismo tiempo, estas dependen
de la demanda del sector. En una posición semejante ubicamos a los labo-
ratorios, aunque estos tienen mayores márgenes de autonomía con relación
a la dinámica sectorial, dado que su campo de actuación comprende el con-
junto de actividades vinculadas al agronegocio.

Asimismo, existe un conjunto de actores con menores recursos de po-
der que aparecen subordinados a la lógica de funcionamiento del circuito.
Por un lado están los contratistas, quienes realizan las distintas tareas que
comprenden la siembra y la cosecha del maní. De acuerdo con el portal es-
pecializado Todo Maní, “el 90% de la superficie manisera es trabajada por
contratistas, que en promedio hacen entre 700 y 1200 hectáreas por campa-
ña”. En el año 2018 conformaron la “Asociación de Contratistas Maniseros”,
cuyo objetivo es “buscar los mayores beneficios al contratista para reducir
sus costos operativos” (Pascual, 26 de febrero de 2019). Desde el sector se
afirma que la situación es crítica, dado que estos costos están a valor dólar
mientras que las tarifas se encuentran pesificadas, lo que pone en evidencia
las relaciones de subordinación al interior de la cadena y los mecanismos de
captación de rentas.

Por otro lado, se encuentran el conjunto de trabajadores y trabajadoras en
relación de dependencia con escaso poder de negociación y remuneracio-
nes atadas a los acuerdos gremiales. También trabajadores profesionales
especializados que realizan servicios técnicos de electroingeniería y mante-
nimiento industrial.

El sector se caracteriza por la presencia de un conjunto de instituciones pú-
blicas y privadas que operan en los segmentos críticos de la cadena produc-
tiva y colaboran en la regulación mediante la conformación de las normas
técnicas y organizacionales. En este sentido, la dimensión científico-tecno-
lógica es central dado que, a diferencia de la soja, la investigación y el de-
sarrollo de nuevas tecnologías para el maní no es rentable para las grandes
transnacionales. En este contexto, se comprende el rol central que ocupó el
Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), mediante la Extensión
Experimental Agropecuaria (EEA) Manfredi y la Extensión Rural General Ca-
brera. En conjunto, se focalizaron en el mejoramiento genético vegetal del
maní como así también en el estudio de las especificidades que requería el
manejo agronómico del cultivo.

De acuerdo con Soave et al. (2015), la EEA Manfredi inició el mejoramiento
genético del maní en 1945 y, desde la década del ’50, el uso de semilla de
cultivares mejorados comienza a ser cada vez mayor. En la década del ‘70,
ante la emergencia en Estados Unidos de la variedad flor runner, las adapta-

María Florencia Valinotti y Gabriela Inés Maldonado

105

ciones locales fueron realizadas por esta institución la que registró, a media-
dos de los ‘80, la variedad runner denominada florman Inta cuya utilización
se volvió predominante hasta finales de los ‘90 (Morla et al., 2017). La EEA
Manfredi, en la actualidad, posee el Banco de Germoplasma del Maní que, de
acuerdo con el INTA, constituye uno de los tres bancos más importantes del
mundo, al igual que un área de mejoramiento vegetal.

También bajo la dependencia de la EEA Manfredi funciona la Extensión
Rural General Cabrera con especialización en el cultivo del maní, con fuerte
presencia en el asesoramiento técnico y búsqueda de innovaciones produc-
tivas. Se destaca aquí la elaboración de manuales para el cultivo del maní
(Pedellini y Cassini, 1998; Pedellini, 1999; Pedellini, 2008, Pedellini y Monetti,
2022), que conforman un elemento nodal dentro de las denominadas Bue-
nas Prácticas Agropecuarias. Asimismo, esta institución local desarrolló una
importante articulación9 con el Centro de Ingenieros Agrónomos de General
Cabrera, institución de carácter privado, acentuando aún más la dimensión
de extensión y trabajo a campo.

A comienzos de la década del 2000, en un contexto de fuerte caída de la
producción, se creó la Fundación Maní Argentino con el aporte económico
de las ISM. De acuerdo con su portal web, ésta tiene como objetivo “promo-
ver el desarrollo y mejoramiento de la actividad manisera a través del fomen-
to, promoción de la investigación y difusión de técnicas que redunden en el
bien común, la sustentabilidad del cultivo y la preservación del ecosistema”
(Fundación Maní Argentino, 2023). En lo relativo a su funcionamiento, ma-
yoritariamente financia investigaciones que están a cargo de instituciones
públicas como INTA Manfredi, INTA Castelar, CEPROCOR, Universidad Na-
cional de Río Cuarto y Universidad Nacional de Córdoba (Fundación Maní
Argentino, 2023).

Se destaca también la presencia de un criadero dedicado a la producción
de semillas de maní fiscalizadas por el Instituto Nacional de Semillas de Ar-
gentina (INASE), fundado en la década del ‘80, localizado en General Cabrera.
De acuerdo con el Sistema de Información Simplificada Agrícola (SISA), en la
campaña 2020-2021, el 54% de la superficie cultivada utilizó la variedad gra-
noleico desarrollada y registrada por el mencionado criadero en el año 2003.

En relación con esta etapa del proceso productivo, otro elemento que da
cuenta de la creciente integración vertical del sector fue la creación en una
ISM de un semillero propio en el año 2008. Mediante un acuerdo de coo-
peración con una empresa de origen nortemericano, se desarrollaron varie-
dades que se comercializan desde el año 2017 y que, de acuerdo con SISA
(2021), en la campaña 2020-2021 ocupó el segundo puesto con el 19% de la
superficie cultivada.

9- Trabajan de manera conjunta y ocupan la misma sede.

La “Región del Maní”: dinámicas y tensiones escalares en el circuito...

106

El carácter regulado del producto final también se evidencia por dos as-
pectos técnicos interrelacionados: la trazabilidad y las certificaciones inter-
nacionales. Estas normas son el núcleo de lo que establecen las Buenas
Prácticas Agrícolas y las Buenas Prácticas de Manufacturas. Además, desde
el año 2012 la producción cuenta con certificación de origen otorgada por la
ley provincial 10.094 que garantiza calidad premium (CAM, 2024)

En cuanto a las instituciones que procuran dar organicidad y con ello contri-
buir a la coherencia funcional de la cadena productiva, es posible identificar
al menos tres. En primer lugar, la Cámara Argentina del Maní, constituida en
1975, representa los intereses de las ISM ante las instituciones gubernamen-
tales. Su estructura evidencia la concentración sectorial dado que está con-
formada por veinte empresas procesadoras. En segundo lugar, en 2017 se
creó la Red Científico-Tecnológica del Maní Argentino, que se define como
“una organización integrada por representantes de las instituciones vincu-
ladas a las actividades de investigación, desarrollo, innovación, producción y
comercialización del maní” (Ministerio de Producción, Ciencia e Innovación
Tecnológica de la Provincia de Córdoba. 2018) La red procura nuclear recur-
sos científicos y tecnológicos que se consideran desarticulados y atomizados
con el objeto de “contribuir a la sustentabilidad del maní en la economía glo-
bal, la generación de valor económico para la industria del maní, la excelencia
de la investigación y la formación de recursos humanos en ciencia y tecnolo-
gía altamente capacitados” (Ministerio de Producción, Ciencia e Innovación
Tecnológica de la Provincia de Córdoba. 2018). Por último, en 2018, por inicia-
tiva de intendentes en cuyas ciudades se emplazan las ISM, se creó el Con-
sorcio de Municipios y Comunas del Sector Productivo e Industrial Manisero
de la Provincia de Córdoba (Acta Constitutiva, 2018). Desde una perspectiva
político-institucional, el ente intermunicipal se presenta como una estrategia
estatal destinada a institucionalizar compromisos territoriales. Entendemos
que este ente se encuentra en proceso de construcción, dado que no se reco-
nocen avances significativos de políticas públicas conjuntas. No obstante, si
consideramos la faz sustancial de la estatalidad, es posible advertir discursos
y acciones estratégicas tendientes a construir procesos que asocian la iden-
tidad del territorio con la producción del maní.

Con todo, la dinámica organizacional evidencia lazos de cooperación que
interconectan puntos distantes formando una red flexible capaz de adap-
tarse a las demandas de actores externos. Esta red es expresión de un con-
junto de tareas productivas hegemónicas que privilegian un uso jerárquico
del territorio al acoplarlo a objetivos, normativas y acciones ajenas al espa-
cio que la conforma.

5. Inserción territorial de los actores vinculados a la región del maní
Como hemos señalado, el circuito de la producción de maní comprende el

área donde se emplazan las ISM y sus proyecciones espaciales en términos

María Florencia Valinotti y Gabriela Inés Maldonado

107

de la producción primaria. Este circuito articula a su vez un conjunto de insti-
tuciones de apoyo que contribuyen a su coherencia funcional. En la figura 4
se observa la disposición espacial de los actores que participan del circuito en
la cual destaca su concentración en el centro sur de la provincia de Córdoba.

Del mismo modo, al interrelacionar y superponer la dinámica espacial de
las fases productivas (figura 5) –etapa primaria y etapa industrial–, es po-
sible identificar un espacio socioeconómico con su centro –las localidades
donde se industrializa el maní–, y su periferia –el espacio que destinan las
industrias para proveerse de materia prima–. Tal como fue analizado, en este
territorio se aglomeran un conjunto de actores que participan de distintas
formas en la cadena productiva a partir de los recursos diferenciales de po-
der de los que disponen. Pese a la pluralidad de agentes, las ISM en tanto
actores socioeconómicos dominantes son quienes comandan y dan forma a
esta nueva escala espacial.

Figura 4. Actores institucionales vinculados a la producción y comercialización de maní

Fuente: elaboración propia sobre la base de relevamiento de campo y datos vec-

La “Región del Maní”: dinámicas y tensiones escalares en el circuito...

108

La construcción de la escala regional por parte de las ISM implicó un pro-
ceso de especialización productiva articulado con la implantación de ciertas
infraestructuras mono-funcionales enlazadas a las demandas del mercado
mundial. Así, el paisaje construido se caracteriza por la recurrencia de celdas
metálicas, similares en su estructura, en donde se realiza el proceso pro-
ductivo. Aquí aparecen divisiones del trabajo híper-especializadas, como la
producción de servicios técnicos y maquinaria para el sector y la formación
de trabajadores/as con habilidades requeridas para las distintas fases del
proceso productivo.

Fuente: elaboración propia sobre la base de relevamiento de campo, datos de la SAGyP y
datos vectoriales del IGN.

Figura 5. Cultivo de maní en Argentina e instituciones vinculadas al sector.

María Florencia Valinotti y Gabriela Inés Maldonado

109

A diferencia de la dinámica productiva de otros commodities, las ISM
son importantes demandantes de trabajo asalariado por lo que, al estar
insertas en localidades que no superan los 15.000 habitantes, constitu-
yen los principales empleadores. Del mismo modo, requieren del desa-
rrollo de un complejo sistema de servicios empresariales especializados
que van configurando a los municipios en donde se emplazan en nodos
dinámicos de acumulación.

Fuente: elaboración propia sobre la base de relevamiento de campo, datos de la SAGyP y
datos vectoriales del IGN.

Figura 6. Cultivo de maní en la provincia de Córdoba e instituciones vinculadas al sector

La “Región del Maní”: dinámicas y tensiones escalares en el circuito...

110

Tal como se puede ver en la figura 6, la mayor parte de las ISM se concentra en
el centro-sur de la provincia. Un análisis en detalle permite evidenciar que las lo-
calidades de General Cabrera y General Deheza funcionan como la zona núcleo
de la región, al estar emplazadas allí una cantidad significativa de ISM que ade-
más son parte de las 5 empresas que manejan el 50% de las exportaciones del
sector (Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina, 2015; Valinotti,
2024). Asimismo, en estas dos ciudades se encuentran la mayor parte de las
instituciones de apoyo al sector.

En torno a este núcleo industrial se expande una extensa periferia cuya loca-
lización varía en función de la aptitud momentánea de las tierras disponibles
y cuyo rol central es la provisión de materia prima. En estos espacios prima la
lógica de extracción y la transferencia de valor intrarregional. Esta dinámica
agudiza la competencia por el uso del recurso suelo en el marco del modelo
de agronegocio.

Asimismo, las especificidades del proceso productivo requieren de un fuerte
anclaje en el territorio: la organización, cooperación y coordinación entre en un
complejo sistema de actores. Así, a la dimensión material de la región del maní le
sobreviene un conjunto de dispositivos institucionales y simbólicos-discursivos
tendientes a la construcción de hegemonía, cuyo fin último se orienta a organizar
el consenso de las clases subalternas para garantizar las relaciones de domina-
ción funcionales al modelo de acumulación territorial. En ello, los Estados locales
adquieren un rol central mediante diversas iniciativas que contemplan dimen-
siones culturales como las fiestas locales entre la que destaca la fiesta regional
Sabores del maní, aspectos institucionales como el Consorcio de Municipios y
Comunas del Sector Productivo e Industrial Manisero de la Provincia de Córdoba,
y simbólico-discursivos como la denominación región del maní a este espacio. El
conjunto de estrategias de gobernanza territorial desplegadas por los Estados
locales para la construcción de perfiles productivos especializados se conjuga
con la activa presencia de organismos estatales de carácter técnico, tanto de ni-
vel provincial como nacional, quienes regulan el funcionamiento de la produc-
ción a escala local-regional y contribuyen por ello a su coherencia funcional.

Conclusiones
Este trabajo tuvo por objetivo analizar la denominada “región del maní” desde

la perspectiva de los circuitos espaciales de la producción. Para ello, se identifica-
ron los principales eventos que explican la dinámica actual de la región como así
también el conjunto de actores que participan y las relaciones que se articulan
en su interior en base a los recursos diferenciales de poder que disponen. En ese
sentido, se caracterizó a las ISM como actores socioeconómicos dominantes
dado el manejo de recursos materiales y simbólicos de la región, puesto que se
reconoce que estos capitales agroindustriales comandan la dinámica sectorial al
dominar las partes más rentables de la cadena de valor producto de la concen-
tración de los procesos productivos.

María Florencia Valinotti y Gabriela Inés Maldonado

111

Asimismo, la necesidad del capital de construir un anclaje territorial aunado
con las especificidades del cultivo explica el despliegue de las estrategias em-
presariales de cooperación organizacional orientadas a dar coherencia funcional
al circuito espacial de producción. Dado que la producción del maní es moderna,
es decir que se inserta plenamente en las actividades dominantes del periodo
y, a su vez, las variables también dominantes (ciencia, técnica, información y fi-
nanzas) estructuran la actividad, se observa una notable densificación técnica y
normativa del territorio. Así, la modernización de la región implicó la implantación
de nuevos sistemas técnicos, la formación de profesionales, la creación de insti-
tuciones y el desarrollo de formas de gobernanza capaces de poner en práctica
esta producción. Para ello, se indujo a un proceso de cooperación organizacional
en el cual el capital generó una verdadera topología empresarial que conecta dis-
tintos espacios articulados a un tipo de racionalidad hegemónica. En este marco,
se observa que diversas instituciones estatales participaron en la modernización
y actualización de los sistemas técnicos necesarios tanto desde una dimensión
científico-tecnológica como desde el punto de vista de los marcos normativos.

Es así que, desde una dimensión productiva, se identifica el espacio indus-
trial como nodos polarizadores y las zonas de producción de materias primas
como espacios polarizados, en un proceso continuo de igualación y diferen-
ciación territorial. Al mismo tiempo, las topologías derivadas de esta produc-
ción se entrecruzan y superponen con otras formas también hegemónicas de
uso del territorio inscriptas en la matriz productiva del agronegocio como el
cultivo de soja, el engorde de ganado mediante feedlots, las granjas industria-
les porcinas. Todas estas actividades que requieren del despliegue de estrate-
gias corporativas de cooperación y que expresan en determinados momentos
los conflictos que les son inherentes que incluyen la competencia por los sue-
los de producción agrícola.

Finalmente, resulta importante remarcar que, si bien la coherencia funcional
habilita procesos de captación de renta a nivel territorial, principalmente en las
localidades donde se emplazan las ISM, el consumo individual, local y regio-
nal no interfiere en la realización de la mercancía lo que, como fue analizado,
acontece en el mercado mundial. En este marco, en la configuración intraes-
calar de la región se identificó la presencia de nodos polarizadores y espacios
polarizados que funcionan de manera articulada en el marco de la división
territorial del trabajo empresarial. En ese sentido, la dinámica espacial del ca-
pital agroindustrial construye territorios de acumulación vis a vis y constituyen
espacios caracterizados por la expulsión de capital y trabajo. Este hecho tiene
profundas implicancias en la configuración de las economías locales, que se
estructuran de manera jerárquica en torno a actores que manejan los recursos
materiales y simbólicos territoriales. En otras palabras, si el discurso hegemó-
nico caracteriza a la región como un “oasis”, cabe interrogarnos sobre el nivel
de apropiación de la renta socialmente generada como así también por las
condiciones en que tiene lugar esa apropiación.

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